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celaje urbano
I
Las calles siguen
con su silencio conformista
ya sólo hay yonquis y borrachos
corriendo las bisagras.
Recorro el camino
de vuelta con paso formal,
el cansancio de las suelas permanece
como una estaca
clavada en mis talones
y el puto olor a caucho quemado
agranda la carga.
En la noche de invierno
se exhibe en cada esquina
el llanto del sifilítico
II
En la calle muere el poeta
arropado por Beatrice
y yo que ya no soy poeta
me recelan las velas con sordina.
Muero a la luz de un fotomatón trémulo.
Reviviré
al tercer disparo
si te escucho.
Lo prometo.
III
Los cuerpos vagando de aquí para allá,
los coches dedicándose acelerones
con exilio a no se sabe dónde.
Nuestros labios impregnados
de destellos lunares se encontraban
en la habitación del estío.
Los cuerpos siguen de aquí para allá,
baladas de claxon y acelerón
con exilio a no se sabe dónde.
Pero no es igual.
Voy a tener que empezar a desaprender
a entenderte y quererte, sólo soñarte.
Duermo con la promesa de no volver
a ser insomne.
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