El puente de los espías
El pasado viernes acudí al cine a ver el estreno de la película protagonizada por Tom Hanks, dirigida por Steven Spielberg y escrita por los hermanos Cohen: “El puente de los espías”.
La película está basada en una historia real; está ambientada en 1957, época del clímax de la Guerra Fría. Trata acerca de un espía comunista, representado por Mark Ryalance, con pasaporte británico que reside en EEUU. Es capturado y se le propone su defensa a James Donovan (Tom Hanks), un abogado neoyorquino de ascendencia irlandesa, que al principio tiene dudas acerca de defenderlo o no, pero con el tiempo va empatizando con el acusado.
Paralelamente a esto, el ejército de los EEUU manda un avión espía (el U2) a fotografiar bases militares de la Unión Soviética desde los cielos, este avión es destruido, y su piloto, el joven Powers, capturado.
El abogado Donovan pretende que todos acaben contentos tras el conflicto y lleva a cabo unas duras negociaciones en Berlín para conseguir la liberación de ambos.
A mi parecer, toda película en la que aparezca Tom Hanks, esté dirigida por Steven Spielberg o esté escrita por los hermanos Cohen es sinónimo de Oscar, pero sin duda alguna, estos factores juntos hacen de cualquier película una ‘Mega producción’; decorados muy cuidados y realistas, respetando las vestimentas de la época, con esos abrigos neoyorquinos de la 5º Avenida, las apariencias de las bandas callejeras berlinesas o la propia capital alemana devastada por la guerra y en plena construcción del famoso muro.
Esta película tiene una característica muy especial y es la de dotar a cada personaje con una riqueza interior en la que uno se identifica y llega a empatizar con todos sin llegar a desestimar a ninguno, como suele suceder.
Como he mencionado anteriormente, se trata de un drama judicial basado en hechos reales, montado y rodado con mucha delicadeza y respeto. Recomendada queda para todo el mundo. Y ganará más de un Oscar, al tiempo.