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La felicidad
Victor Julio

Inhalando pegamento, como aquel analfabeto que escribió un soneto con dibujos de la noche y un corazón medio partido en un papel arrugado, descubrí que la felicidad es un tesoro encerrado por la realidad.
Mi abuelo me contó que lo mejor de esta vida es ignorarla, porque así es como se encuentra la felicidad. Ya sea con la música, con drogas diversas o escribiendo, lo único que hacemos es inhibirnos de la sociedad y encerrarnos en nuestro propio concepto de lo que está bien o está mal. Si te cuentan por ahí que con dinero se encuentra la felicidad, es mentira. El dinero lo único que proporciona es avaricia, es decir, el ansia de conseguir más dinero. Por lo tanto, nunca se tiene suficiente ahorrado o gastado, siempre queremos más y más. Si te cuentan por ahí que con el amor se encuentra la felicidad, es mentira. Yo no hice más que buscarlo, y cuando lo encontré se ve que no supe aprovecharlo, pues desapareció como en un instante, como un copo de nieve a cuarenta y cinco grados. El amor lo único que trae es depresión, antes, durante y después. Así que a cualquiera en su sano juicio le recomiendo que no lo experimente, aunque sé que quien me lea no me hará caso; lo mismo que yo, que no me entiendo del todo y sigo intentando encontrar eso que llaman amor. También hay que decir que algunos de los mejores momentos de mi vida los he pasado sintiendo y compartiendo. Quizás por ello sigo buscando. Si te cuentan por ahí que con los amigos se encuentra la felicidad, es mentira. Aquello que llaman amigos es equivoco. Pocas personas me han demostrado ser amigos de verdad: aquello de que cuando no había nadie, ellos eran ese rayo de luz que me animaba a seguir con vida. Aun teniendo amigos, no soy feliz. Si te cuentan por ahí que con el sexo se encuentra la felicidad, es mentira. Por desgracia, yo, al igual que todo el mundo, soy humano, y mi mente, inconscientemente ha relacionado en muchas ocasiones el placer con el amor, y como ya he dicho antes, el amor no trae la felicidad. Aquellos que te cuentan que no se preocupan por el amor, que ellos solo piensan en lo físico y en el placer momentáneo, sinceramente, no les creo, y si fuese verdad, les compadezco. Yo mismo me he hecho pasar por una persona sin sentimientos, incluso lo he intentado, pero los sentimientos no se pueden controlar, y esto es lo que nos mata por dentro a los que callamos.
Si te cuentan por ahí que son felices, es mentira, la felicidad es momentánea, y como dijo mi abuelo, la realidad es demasiado fuerte para evitarla constantemente, disfruta de los pequeños desvaríos de este mundo, e intenta no verte muy afectado en el futuro.
Cuando encuentre a la muerte, y vea a mi abuelo de nuevo, le haré una pregunta, que en su día no le pude hacer: “¿Iaio, tú eres feliz?”. Seguramente me conteste, “sí, porque estoy muerto”.

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