top of page
Rocío Conesa

Compañera mía, que me guías fielmente en el camino hacia mi propio reencuentro. Emborronas mi mente y manipulas a tu antojo mis pensamientos con el suave susurro de tu voz. Ensombreces mi rostro y mi alma, funciéndome el ceño con indiferencia. Empañas mis ojos, exhalando tu sombrío aliento sobre mí. Sumerges mis sentidos en un dulce y pesado sueño del que me es muy difícil despertar. Amansas mi bravo espíritu, relajas mis tensos miembros.

Amiga mía, a veces en la noche haces compañia a mis ahogados sollozos y creas con tus dedos de plata inútiles lágrimas de decepción. Provocas que mis oscuros ojos se vuelvan claros, que mi boca carmesí avive su color, que mis facciones palidezcan a tu paso.

Oh, aliada mía, esta noche, más que nunca, te siento cerca. Te has convertido en algo mío, ahora eres una parte más de mi de la que será imposible librarme. Noto cómo nuestro corazón herido palpita siguiendo el compás de mis gemidos, provocados por el roce de tu piel. Y entonces recuerdo...

Caricias de seda que borraban de mi mente todo pensamiento abrumador. Abrumador pensamiento que aviva el recuerdo de aquellas sedosa caricias.

bottom of page