La palabra también hace daño
Estás tú y tu grupo de amigos, pongamos que en el parque. Veis pasar una chica atractiva. Lleva una falda corta, de esas que ahora están de moda; le queda muy bien porque la chica está bien proporcionada y tiene estilo.
Todos os miráis sonriendo, comentáis lo buena que está, lo que os gustaría hacerle. Uno de vosotros calla, el mismo al que llamáis maricón, moñas o pagafantas por no unirse al coro de colegas que piensan igual.
Las mujeres nos sentimos molestas cuando nos tratan como objetos de usar y tirar. Salimos a la calle, vistiendo como queremos y como nos gusta. Somos seres humanos, activas, independientes y con sentimientos. Queremos participar de la vida, y la vida no gira entorno al miembro viril de los chicos.